Cada emoción puede ser expresada por un antojo particular, por ejemplo, la tristeza o la soledad pueden estimular una necesidad de comer algo dulce, mientras que la carga de trabajo o agotamiento llaman al consumo de un helado o un granizado, mientras que el aburrimiento nos impulsará a buscar algo salado o picante.
Muchos estudios realizados sobre el cerebro, la biología, y otras ciencias apuntan cada vez con más fuerza a la necesidad de entender las emociones como el gatillo del consumo de productos y marcas.
Tomado de Notimex.
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